Paradójicamente, el bloqueo en las fronteras y el confinamiento, son dos elementos que pueden impulsar y perjudicar la implantación de la realidad virtual y la realidad aumentada (AR/VR) en nuestras vidas.
El impulso nacería de la necesidad humana de estar en contacto entre si.
Obtener un grado de interacción social sin salir del domicilio, nos obligaría a comprar visores de realidad virtual. Reuniones virtuales con avatares más o menos realistas, pueden convertir el confinamiento en algo más llevadero.
Tal y como vimos en la reciente edición de Laval Virtual, se pueden crear reuniones masivas que permitan el contacto entre personas confinadas.
Por otro lado, tenemos el cierre de fábricas, fronteras y las dificultades logísticas que conlleva una pandemia. Esto impide a estos consumidores potenciales tener acceso a esta tecnología.
Aunque el impacto económico de la crisis del COVID-19, puede que no haya afectado a la demanda de hardware AR/VR específico, en este primer trimestre de 2020. Será en los próximos meses cuando podamos valorar el impacto que ha tenido en la industria.
La prestigiosa consultora californiana Digi-Capital, pronosticó unas cifras de ventas de hardware AR/VR bastante moderadas para el ejercicio 2020/2021. También informó que, de confirmarse el lanzamiento por parte de Apple de unas gafas inteligentes para 2022, las ventas se dispararían.
Mientras todavía se debate la legislación en el marco de la privacidad en visores de realidad aumentada, con una cadena productiva bajo mínimos y una gestión de envíos colapsada. Hacer un pronóstico es, de momento, arriesgado.
De hecho, Digi-Capital ha reconsiderado sus vaticinios para llevarlos al lado negativo a corto plazo, y dejando en espera lo que ocurra a medio plazo.