La saga Pixel Ripped es una encapsulación fantástica de la nostalgia. Desde la primera entrega pudimos revivir la época de los 80, para luego saltar a los 90, década que me pilló de lleno al ser en la que nací. Con cada entrega, el equipo de ARVORE ha ido clavando más y más la idea de disfrutar de un juego retro pero con las complicaciones del “mundo real”, al mismo tiempo que cuentan una historia cada vez más trabajada. A veces, para seguir avanzando toca retroceder, y eso es lo que hace la saga. Preparaos para ver los orígenes de la industria del videojuego tal y como la conocemos, que comienza el análisis de Pixel Ripped 1978 en su versión para PS VR2.
Los orígenes de Dot y Pixel Ripped
Ha pasado un año desde que derrotamos al malvado villano Cyblin Lord, con que todo el mundo virtual de Pixel Ripped está en calma. Esto no iba a durar, ya que el nuevo plan maestro consiste en viajar al pasado, y evitar que Dot sea la heroína, para en su lugar ser él quien protagonice esta serie de videojuegos. No podemos permitírselo, por lo que nos vamos a 1978 cuando nuestra creadora estaba haciendo su magia en la compañía más importante de ese momento: Atari.
El argumento vuelve a ser sencillito, para darnos una excusa de combinar el mundo “real” con los videojuegos, mientras que la nostalgia de la época nos atrapa por completo. En el papel tanto de Dot como de la creadora del juego, viviremos la historia de nuestra “jugadora”/desarrolladora para entender cómo los videojuegos la han hecho quién es. Es algo que siempre me ha gustado de la saga, al mostrar cómo esta gran industria nos puede afectar de múltiples maneras nuestras vidas, e incluso acercarnos a nuestros seres queridos.
Dicho esto, hay una pega muy importante: Pixel Ripped 1978 está en perfecto inglés. Tanto las voces como los textos se encuentran en la lengua de Shakespeare, lo que puede suponer un problema para entender bien la historia, las bromas y múltiples referencias que nos lanzarán por todos lados. Ojalá añadan subtítulos en castellano, ya que eso ayudará mucho al título.
La oficina donde menos se trabaja de la historia
La idea principal de Pixel Ripped 1978 no ha cambiado respecto a las anteriores entregas. Como jugador, debemos avanzar en una aventura de plataformas 2D con la buena de Dot. Mientras tanto, el mundo real y el del juego se combinarán, además de tener que hacer frente a los diversos eventos que nos intentarán apartar de nuestro preciado juego.
Esta sección no es muy compleja, al disfrutar de una especie de Mega Man, pero ahora con gráficos más pixelados, propios de la época de Atari. Tranquilos, sin ser tan, tan feos como antaño, y funcionando de una manera más óptima. Como somos una desarrolladora, estaremos en nuestra oficina, teniendo que atender a nuestros compañeros cuando vienen a vernos, o no nos dejarán tranquilos. ¿Se está celebrando una fiesta? Pues a ponerse una máscara o beberse una birra. ¿El del cubículo nos lanza su balón de fútbol? A devolvérselo, o no dejará de dar la brasa. ¡¿Es que aquí nadie trabaja?!
La integración del mundo real me ha parecido la más orgánica hasta la fecha, al obligarnos a golpear el televisor cuando la señal se pierde, arrear a los bugs en niveles especiales, o incluso ir modificando las habilidades ingame, como si “hackeáramos” el juego. Ventajas de ser desarrolladores, claro. Todo esto se lleva a su máxima expresión en los jefes finales, donde visitamos otros puntos en la vida de nuestra protagonista, dando pie a más niveles donde el juego se integra de manera total con el “mundo real”. Lo dicho, la idea no es nueva, pero se ha refinado al máximo, además de haber potenciado el diseño de las fases en 2D que superamos con Dot.
Ya no sólo somos jugadores
Simplemente con esto me habría servido, ya que es una fórmula que no se presenta en ningún otro juego VR. Pero Pixel Ripped 1978 va un paso más allá, y nos permite convertirnos en la propia Dot. Así es, saltaremos al interior del juego, pasando a la perspectiva de la heroína. Todo ahora pasará a estar totalmente pixelado, con el mundo hecho de cubos llenos de colores.
Se acabaron las voces (estamos en juegos retros, claro), por lo que los NPCs sólo tendrán cuadros de texto. El género también cambia por completo, ya que ahora tendremos control total sobre nuestro movimiento. Así es, ahora Pixel Ripped 1978 es un shooter en primera persona. Usamos nuestro cañón para derrotar a los enemigos que aparezcan, seguimos coleccionando píxeles y resolviendo sencillos rompecabezas. El movimiento puede ser suave o por teletransporte, aunque por desgracia, nada de giro suave. A ver si lo añaden, que es absurdo sólo tener giro por grados hoy en día.
Algo que me encanta es cómo los píxeles ahora tienen utilidad, al usarlos para activar las herramientas que iremos desbloqueando en nuestra aventura. Esto incluye mover objetos marcados en azul o reconstruir los elementos verdes, entre otros. Aunque los tiroteos son algo repetitivos, gracias a estas habilidades se va dando algo de variedad al combate. También resulta adictivo encontrar todos los coleccionables, ya sean cartuchos dorados o armas cuerpo a cuerpo disparatadas. ¿Acaso no habéis querido atacar con un pescado a vuestros enemigos?
En la variedad está el gusto
Es cierto que estas secciones en primera persona no son nada revolucionario que no hayamos visto antes en VR. Las mecánicas son básicas, los enemigos tienen comportamientos muy simples y tampoco es que haya mucha variedad de criaturas. Sin embargo, la gracia de Pixel Ripped 1978 es cómo va alterando su estilo de juego cada poco tiempo. Tan pronto estaremos reventando enemigos como Dot, como luego estaremos respondiendo el teléfono (muchas bromas y cameos de creadores de contenido) mientras nos comemos unas pizzas.
Lo que hacemos en las secciones en 2D afecta a las de dentro del juego, y viceversa. Eso va creando una conexión entre ambos estilos muy potente, y que va a más a medida que avanzamos en el juego. Las bromas y referencias a aspectos de la industria del videojuego de antaño ayudan a hacerlo todo más potente. Al estar Atari por detrás, es una gozada tener máquinas de verdad en vez de copias legalmente distintas. Esto le da un plus de autenticidad, aumentando todavía más la inmersión y el disfrute global, sobre todo si sois unos frikazos como un servidor.
Se nota cómo ARVORE ha sido más ambiciosa con esta entrega, ya no sólo por tener más mecánicas, sino también por su duración. Necesitaremos unas 4-6 horas para acabar la aventura, sin que sintamos que sobra o se echa en falta más tiempo. Dura justo lo necesario para que se quede grabado en nuestro cerebro.
La nostalgia más moderna
En cuanto a los apartados visuales, está claro que Pixel Ripped 1978 no es un portento, ni tampoco lo presenta. La parte del mundo real tiene un estilo visual muy cartoon pero que funciona para hacer que los diversos personajes destaquen todavía más. Las máquinas reales y la tecnología están clavados, lo que ayuda a ese toque de inmersión extra que comentaba antes, y que no estaban en los juegos anteriores.
Cuando entramos a los juegos, los colores y los píxeles con volumen salen a relucir, ofreciendo mundos vibrantes que entran por los ojos. Son “simples”, pero vaya si no mola ver recreado lo retro de una manera tan moderna. La resolución también es la óptima para PS VR2, lo que nos permite disfrutar al máximo del juego.
En la parte sonora pocas pegas se pueden poner. El doblaje en inglés es excelente, como ya nos tiene acostumbradas la saga. La música es incluso mejor, teniendo una simpatía y un toque retro sencillamente sensacionales. No puedo evitarlo, pero me encantan este tipo de melodías.
Conclusión
Es cierto que la nostalgia no me ha dado tan fuerte con esta entrega como la anterior, pero eso es porque no viví la década de los 70. Aun así, Pixel Ripped 1978 vuelve a demostrar que es como una cápsula del tiempo de todo lo que la industria proponía en dicha época. El boom de Atari, la sensación de poder hacer algo totalmente nuevo con una tecnología que todavía estaba en pañales y el descubrimiento constante de nuevas técnicas para crear videojuegos.
Este meta-concepto del juego dentro del juego se lleva a su máxima expresión en este título, gracias a la autenticidad que da la propia Atari, un mejor diseño de las secciones en 2D y la novedad de las partes donde entramos dentro del juego. El resultado es otra aventura divertidísima que nos atrapará de principio a fin para, como hace Dot, disfrutar de un viaje al pasado lleno de nostalgia, humor, emoción y acción.
Si no me equivoco alguien bastante conocido en distrito es uno de los cameos… :O.
En PSVR without parole decía que este en comparación con otros se le hacía algo repetitivo y que los bosses eran algo flojillos.
Feliz navidad!
Eeeso es! La cantidad de cameos que han conseguido es una locura, y tener a nuestro querido Carlos es genial! 😀 Y sobre la variedad, sí y no. En este no se cambia tanto el estilo de juego de un nivel a otro, sino que se le van sumando capas. Siempre es la parte 2D a lo Mega Man con algún girito y la sección shooter, para luego sí tener algo distinto en los jefes. Creo que es algo mejor a largo plazo que un estilo de juego diferente para cada nivel. Lo cual no es malo en absoluto, pero… Read more »
GENIAL ANALISIS como siempre Luismi, pero ya pido ayuda/opinión ya q no he jugado a ninguno de los anteriores (por falta de tiempo, el 1º creo q lo tengo comprado en psvr1)… ¿se puede jugar éste sin haber jugado los otros? ¿O es mejor en el orden q han ido saliendo? ¿No tengo psvr2… la version de Quest2 sabes si es tb digna? GRACIAS!! :))))
Feliz Navidad!
Gracias por leer el análisis!
Y sí, se puede jugar a este sin haber tocado los anteriores. Sólo hay un par de referencias al anterior a nivel de fechas (¡eh, derrotamos al malo en 1995!), y ya. La historia es totalmente independiente entre los tres juegos, más allá de algún cameillo o similar.
Y sobre la versión de Quest 2, súper digna. No es un juego con una carga gráfica importante, por lo que el juego va finísimo en todas las plataformas