Análisis de Crossfire: Sierra Squad para PSVR2

No hay duda de que los shooters pertenecen a uno de los géneros más populares de los videojuegos. En la VR no es distinto, y es que la posibilidad de utilizar toda clase de armas, sin reglas ni concierto, no deja de ser una experiencia, cuanto menos, estimulante. Eso es precisamente lo que ofrece Crossfire: Sierra Squad, el título de Smilegate que nos enfrenta a hordas de enemigos armados hasta los dientes en una experiencia que se antoja más arcade que otra cosa, pero tremendamente efectiva. Adaptada para toda clase de jugadores, Crossfire da su salto a la VR en muy buenas condiciones, siendo directo y conciso, por lo que os contamos todos los detalles en el siguiente análisis.

Análisis de Crossfire: Sierra Squad para PSVR2

Crossfire: Sierra Squad ofrece lo que se podría esperar de una propuesta así: dos bandos enfrentados, escenarios de guerra, y una buena cantidad de armas para hacer uso de ellas. El jugador asume el rol de líder del Escuadrón Sierra, el cual se verá envuelto en diferentes misiones episódicas a lo largo de más de 60 niveles de apenas unos minutos de duración. Hablamos de misiones cortas, pero muy intensas en las que tendremos que ir derrotando diferentes hordas de enemigos. En un primer momento, el campo de entrenamiento se extenderá ante nosotros dispuesto a que probemos todo aquello que esté al alcance de nuestra mano. Eso se traduce en cerca de unas 40 armas, las cuales se sienten bastante distintas entre sí cuando las usamos.

La experiencia está pensada para toda clase de jugadores, tanto para los más nuevos como los más expertos que ya estén acostumbrados a las mecánicas de la Realidad Virtual. Esta se selecciona en función de tres modos de dificultad, distando entre sí en detalles como los bordes anti-mareos, la recarga de armas manual o automática, o los propios parámetros de personaje. Personalmente, suelo tener problema con los juegos que utilizan un desplazamiento a tiempo real a causa de los mareos. Eso no significa que no pueda disfrutar de ellos, pero los periodos de juego se ven reducidos de forma considerable. En este caso, es cierto que con los bordes anti-mareos no he experimentado ningún problema y he podido jugar en sesiones tan largas como yo quisiera. Sin embargo, al tratarse de un juego en el que tenemos que estar pendientes de nuestro entorno de forma constante, la inmersión se ve lastrada cuando aparecen los marcos negros. En lo que a mí respecta, se trata de una elección entre comodidad o realismo. Por suerte, hablamos de un juego en el que los niveles se estructuran por zonas. Es decir, tendremos cierto margen para movernos por los entornos, pero siempre de forma limitada: hasta que no derrotamos a las hordas, no podemos seguir avanzando, y así constantemente, lo cual quiere decir que no hay un movimiento excesivo que se vea resentido. Además, hablamos también de una entrega bastante lineal y acotada, por lo que, al final, la diversión supera a los inconvenientes.

Un título directo y divertido

Crossfire: Sierra Squad no es un juego complejo en cuanto a que su propuesta lo que pretende es ser distendida y amena. No estamos ante una experiencia de supervivencia extrema, sino ante una oportunidad de descargar adrenalina matando una cantidad generosa de soldados enemigos, ya seamos solos o en compañía de nuestros amigos online. A los mandos, la experiencia también se siente simple. Es decir, nuestro principal objetivo es disparar, ya sea con nuestra propia arma regular o con todas aquellas que vamos encontrando conforme avanzamos. No hay mecánicas especialmente complejas y la exploración brilla por su ausencia. Para jugadores que vengan de títulos más complejos, es recomendable que tengan en cuenta que este shooter se adapta a un público no tan experto. Sin embargo, consigue ser bastante adictivo gracias a su formato de partidas cortas, a la experiencia con distintas armas, y al buen detalle de sus escenarios.

Lo principal que tenemos que tener en cuenta es el uso del arma. En este caso, no es lo mismo apuntar con una mano que con dos, y esto se acusa especialmente cuando estamos haciendo uso de un fusil de francotirador. De la misma manera, en nuestro traje contaremos con algunos ítems de utilidad como granadas o inyectables de salud, que podemos utilizar en cualquier momento. Por supuesto, la complejidad de las mecánicas siempre depende del modo que hayamos seleccionado, pero en términos generales, es fácil de usar, incluso para los menos hábiles. Gracias a vibración háptica, la experiencia del tiroteo resulta bastante convincente, y nunca hay que perder la oportunidad de lanzarnos por los suelos (¡cuidado con el cable!) si lo vemos apropiado.

Es una pena que la exploración no sea prioritaria en este título, dado que los escenarios destacan por tener un aspecto realista, bien detallado y con muy buena iluminación. Podemos movernos con libertad por todos ellos, aunque realmente no sea del todo necesario. Mientras jugamos la campaña, contaremos con distintos aliados de nuestro escuadrón y apoyo militar, con interacciones completamente en castellano, lo cual se agradece cuando el frenetismo nos tiene enfocados en lo que está pasando. Y no dejan de ser eso, un apoyo, dado que el peso completo del éxito de la misión dependerá íntegramente de nuestras acciones. La experiencia termina por amenizarse con música rockera en determinados puntos (sobre todo cuando aumenta la acción) para dotar de épica a las escenas que estamos viviendo.

Conclusiones de Crossfire: Sierra Squad

En definitiva, Crossfire: Sierra Squad es una divertida experiencia bélica con amplios tintes arcade, que destaca por su jugabilidad frenética y su propuesta apta para toda clase de públicos. Se echan en falta algunos detalles como físicas más realistas, en cuanto a que el entorno permanece inmutable en la gran mayoría de casos (jarrones que no se rompen, cajas de madera intactas, gorras de soldados que no se pueden quitar…), pero es coherente en su propuesta al presentar una aventura directa, sencilla y estimulante. No estamos ante un juego de supervivencia extrema, sino más bien ante un “mata-hordas” en el que dar rienda suelta a nuestra energía.