El género del Metroidvania es uno de los que más satisfacción nos pueden dar. Cuando en nuestro camino vemos un obstáculo con el que nos chocamos, y luego finalmente lo superamos tras ganar una nueva habilidad/objeto, nuestro cerebro recibe una dosis de dopamina increíble. Esto es algo que nos ha faltado en VR. Sí, ha habido pequeños amagos, como Falcon Age, pero se han quedado en unos pequeños elementos del género, en vez de una representación con todas las de la ley. Esto cambia con el juego que hoy nos ocupa. Ya dejó muy buenas sensaciones en las primeras impresiones, y ahora toca volver al espacio para el resultado final. Buscad vuestras ventosas, que arranca el análisis de Yupitergrad 2: The Lost Station en su versión para Meta Quest 2.
El manitas del espacio
Tras los sucesos del primer juego (nada relevantes a nivel narrativo), nos topamos con una estación espacial perdida, que es nuestra única posible salvación. Nuestra cápsula de escape se cae a trozos, con que tenemos que repararla para poder volver al espacio. ¿Problema? Todo está patas arriba, con que tendremos que seguir las indicaciones de la IA de la nave para poder arreglarlo todo.
El argumento de Yupitergrad 2: The Lost Station es muy ligerito, basándose sobre todo en el humor. Cuando vayamos por el bueno camino, nuestra compañera AI-sha soltará algún chiste malo, para que nos echemos unas risas mientras no paramos de balancearnos de un lado a otro. Mientras veremos más notas ocultas por las pantallas desperdigadas llenas de más chistes malos, además de ver por el entorno que claramente la IA de la estación tiene muy buenas intenciones y es de fiar al 100%. ¿Cómo sospechar de tantos mensajes de “Corre, Corre”?
La traducción al castellano de los diálogos está bien, y se agradece para poder saber hacia dónde nos debemos dirigir en esta amplia estación. Algunos chistes pierden la gracia, como cuando nos topamos con ventiladores y AI-sha dice que son nuestros mayores “FANáticos”… Porque ventilador en inglés es “fan”. Ha sido más traducción literal que localización al uso, pero bueno, hace su trabajo para que nos sigamos riendo cada pocos minutos ante las ocurrencias de nuestra compañera.
Un kosmonauta se balanceaba sobre 50 motosierras
La primera parte se caracterizó por ofrecer un diseño propio de los plataformas para balancearnos por niveles llenos de trampas. Este núcleo jugable se mantiene en Yupitergrad 2: The Lost Station, por lo que la mayor parte del tiempo nos vamos a estar balanceando. Si algo es azul, nos podremos enganchar con nuestras ventosas. La sensación de velocidad al movernos sigue siendo brillante, teniendo un gran control a la hora de desplazarnos.
La gracia es que ya no estamos en niveles claramente cerrados. En su lugar, tenemos la estación disponible para explorarla… O al menos, hasta donde podamos según nuestro equipo actual. Porque recordemos, esto es un Metroidvania, con que estamos ante un mapa que se irá abriendo poco a poco a medida que vayamos progresando en la trama.
La primera mejora nos dejará parejos a las habilidades del primer juego: los propulsores. Junto al balanceo, logran que sea increíblemente satisfactorio balancearnos, realizar pequeños ajustes con los propulsores y así evitar las trampas mortales que estarán por toda la estación. Ya sean rayos láser, compactadores de basura, rodillos trituradores o ventiladores que nos trocearán como no seamos precisos en nuestros movimientos.
Mira, ¡un atajo nuevo!
Debido al cambio de género, la dificultad de las secciones con trampas que interconectan las zonas de la nave no es igual que en el original. Es algo necesario, ya que de lo contrario, la exploración podría ser un auténtico suplicio. Aun así, Yupitergrad 2: The Lost Station nos hará sudar de lo lindo en muchas zonas. A medida que desbloqueemos más secciones de la nave nos toparemos con retos totalmente distintos, ya sea usando los propulsores en zonas de gravedad cero, nuevas trampas o la combinación de varias.
Incluso al desbloquear más equipo, en la forma de armas y accesorios para nuestros lanza-ventosas, se amplían las posibilidades del plataformeo. El resultado es una dificultad que va creciendo a muy buen ritmo, de manera que no se vuelve todo repetitivo ni por un momento.
Esto es clave, ya que como en todo buen Metroidvania, nos tocará hacer algo de backtracking a anteriores secciones. Aquí se nota el excelente diseño del escenario, ya que hay multitud de atajos que iremos desbloqueando con cada nuevo equipo. Al combinarlo con las pistas visuales que nos indican por dónde nos movemos para llegar a cada sección, o cómo nuestro próximo objetivo siempre está cerca de ese nuevo pasadizo que hemos desbloqueado, Yupitergrad 2: The Lost Station logra justo lo que todo Metroidvania debe hacer: que queramos explorar hasta el último rincón.
Esa máquina igual no está muy contenta de verme
He dicho de pasada que conseguimos nuevas armas a medida que avanzamos en la historia, y sí, Yupitergrad 2 tiene combate. No pasa a ser el foco de atención del juego ni mucho menos, ya que el plataformeo por el escenario es la verdadera estrella. Sin embargo, habrá salas donde nos encerrarán hasta que acabemos con los drones que nos saldrán al acecho.
Son arenas de combate bien diseñadas, al poder balancearnos en bastantes elementos, además de haber ciertos obstáculos para que el movimiento sea un aspecto a tener en cuenta. Los rivales serán drones voladores que nos dispararán proyectiles lentos, pero que pegan fuerte. Así que ya sabéis lo que toca: no parar de moverse mientras nosotros también disparamos.
El resultado son tiroteos muy emocionantes, divertidos y frenéticos. Gracias a esta clase de enemigos, se logran combates más accesibles que en Windlands 2, Swarm o Resist. Es una pena que no se combinaran más las zonas de trampas con el combate. Como mucho habrá algún pasillo con dos o tres enemigos y algún obstáculo sencillo, pero poco más. Es lo que le faltaba al combate para terminar de alcanzar todo su potencial… Y algún jefe final a la altura. El combate final del juego es bastante decepcionante por su sencillez, y la verdad, me encantaría algún DLC con arenas más complejas.
Independientemente de este final algo pocho en comparación con el resto del juego, Yupitergrad 2 es realmente completo. Necesitaremos fácilmente unas 5-6 horas para completar el título. Si nos perdemos con facilidad o queremos encontrar todos los secretos (hay múltiples estaciones con mejoras de salud, por ejemplo), entonces necesitaremos más o menos tiempo. Da gusto estar ante un título extenso para los estándares de la VR, pero al que no le sobra ni un sólo minuto.
El cómic ochentero más atractivo de la VR
En la parte visual, el juego no cambia lo que ya funcionaba de la primera parte: su cel-shading. Todo tiene un tono de tipo cómic muy marcado, con colores muy vivos y escenarios amplios que abrazan la retro-ciencia ficción de los años 80. Es también algo jugable, ya que usando unas ventosas gigantes, como que necesitamos botones y pantallas gigantes.
Cómo no, el uso del color es esencial. Las puertas de cada color indican con qué equipamiento se abren, mientras que el azul nos dará seguridad cuando estamos en una zona de plataformeo. El resultado es un mapeado muy amplio lleno de trampas, con identidades muy marcadas para saber en qué zona de la estación estamos, y además con tiempos de carga muy breves en estos mini-niveles que sirven como pasillos.
La parte sonora de Yupitergrad 2 está a la altura. La música tan de ciencia ficción nos animará la exploración o los combates, al igual que los excelentes diálogos de AI-sha y la IA de la estación espacial. La manera en la que sueltan chistes malos sin perder la compostura es perfecta. ¡Ojalá hacerlos con su mismo arte!
Conclusión
Mientras que Yupitergrad fue una maravilla para los amantes de los plataformas y los speedrunners, Yupitergrad 2: The Lost Station lo es para los fans de los Metroidvania. Game Dust ha clavado la esencia del género al ofrecernos un mapeado muy amplio pero que es una delicia explorar, un backtracking muy bien medido y una sensación de progresión de lo más satisfactoria.
Gracias a las constantes mejoras, los nuevos tipos de trampas y/o enemigos que nos encontraremos junto a los nuevos chistes malos de AI-sha, es imposible aburrirse en esta secuela. Todavía hay ciertos puntos donde el estudio puede mejorar la fórmula, como con jefes finales o uniendo más la exploración con el combate. Aun así, Yupitergrad 2 es una muestra de cómo el género Metroidvania también puede brillar en la Realidad Virtual. Así que kosmonautas, no os perdáis uno de los mejores juegos que nos ha dejado este potente 2023.
Ficha técnica:
- Desarrollador: Game Dust
- Distribuidor: Game Dust
- Plataforma: PICO 4, Meta Quest 2, PCVR
- Género: Metroidvania
- Idiomas: Textos en castellano y voces en inglés
- Fecha de salida: Quest 2: 13/07/2023 – PICO 4: 25/05/2023 – Steam VR: Próximamente
- Precio: 24,99 €
- Intensidad: Media-Alta
O sea q casi nada q ver con el 1º, apenas el aspecto gráfico, no? El 1º lo tengo a medias en PSVR1, no lo acabé, igual es el momento de hacerlo para poder saltar a éste aunq poco tengan q ver (mundo abierto, metroidvania, etc), GRACIAS!! :))))
FELIZ NAVIDAD
No lo tenia muy en el radar quiza por el cell shading q reconozco q nunca me ha casado, pero lo probaré a ver si les ponen demos, como son tan distintos el 1 y el 2 es recomendable meterle mano tb al 1º? SALU2!!
feliz Navidad – quest2
Kmo va xa los mareos? E mirado algun video en YT y tanto giro xa aca y xa alla me parece k puedo acabar en el wc en zero kma, lo habeis probado? FELIZ NAVIDAD
El 1º me gustó, no me mareé, algunos juegos solo tiene un giro horizontal y ya me mareo pero con este todo fue bien, no sé si me gusta el cambio a mundo abierto pq soy más de historias lineales, genial review Luismi, FELIZ NAVIDAD