Recuerdo cuando probé durante la Gamescom de 2022 We Are One y me quedé con la boca abierta. La idea de crear clones que replican nuestros movimientos no es nueva ni mucho menos, al haberla vivido en juegos como Transpose o el más reciente The Last Clockwinder. Sin embargo, el equipo de Flat Head Studio le da un giro único a este concepto al combinar clones, bucles temporales, shooter y rompecabezas. Lo que sea necesario para ayudar a la Madre Naturaleza a detener el progreso de las máquinas. Preparaos para pensar cómo interactuaríais con vosotros mismos, que aquí comienza el análisis de We Are One en su versión para Meta Quest 2.
La rebelión de la naturaleza
Somos uno de los brotes de Gaia, la Madre Naturaleza, y nuestro objetivo es ayudarla a acabar con el avance incesante de las máquinas. No paran de destruir los bosques, así que nos tocará luchar contra ellas hasta dar con su fuente, y así salvar el planeta. El argumento de We Are One no es gran cosa, sirviendo como excusa para ir planteando nuevos retos cada vez más complicados y espectaculares.
Aun así, la actuación en inglés de Gaia es bastante buena, contextualizando bien este mundo en el que la naturaleza está cada vez más débil… Vaya, justo como en el nuestro. Así que, este no es un juego de puzzles narrativo, sino que son los propios rompecabezas las estrellas de la función.
Yo, yo mismo y mi clon
La premisa general de We Are One es que debemos acabar con las máquinas de cada nivel. Para ello, tendremos una vista general del entorno desde las manos de Gaia. Desde allí seleccionaremos en qué punto hacer crecer un brote, para así coger la munición (piñas explosivas), pistolas y demás. Vamos, algo habitual en juegos con teletransporte donde nos movemos por hotspots, ¿no?
Nada más lejos de la realidad, ya que estamos dentro de un bucle temporal. En cada fase habrá varios puntos de aparición, y lo que hagamos, se quedará grabado. Así, al aparecer en otro brote, veremos lo que hayamos hecho con nuestro clon anterior. Suena complejo, pero en la práctica, es realmente intuitivo.
Un ejemplo muy sencillo: en un punto tenemos la munición y la pistola, pero no tenemos ángulo para disparar a la máquina. Así que, primero creamos un clon que lance la pistola hacia donde podemos aparecer con un segundo clon, de manera que nos hemos auto-pasado el arma. Ahí radica la magia del juego, en ir trabajando con nosotros mismos para resolver cada uno de los niveles.
Cerebro de mente galaxia
Al principio, parece todo relativamente sencillo. Nos pasamos el arma o la munición a los puntos donde luego apareceremos, esquivamos unas pocas motosierras mientras esperamos a nuestros “compañeros” y ale, a expandir lo verde por el mundo. Sin embargo, We Are One no para de ir introduciendo nuevas mecánicas una vez ya nos hemos familiarizado con las anteriores.
Así pasaremos a usar escudos con los que hacer rebotar los proyectiles, habrá NPCs que tienen rutinas que no podemos romper y debemos tener en cuenta para superar la fase, etc. Llegado cierto momento, incluso podremos crear puntos de reaparición en lugares concretos con un tirachinas, o habrá clones conectados que harán lo mismo que nosotros en tiempo real.
Como en los buenos juegos de rompecabezas, cada una de estas nuevas mecánicas se introduce en fases sencillas casi a modo de tutorial, para luego ir expandiéndolas y sumándolas a las que ya conocemos. ¿El resultado? Uno de los mejores diseños que he visto en cualquier videojuego, ya sea VR o no.
Cuando se aprovechan los bucles temporales con acciones como disparar una pistola vacía, de modo que otro clon nos mete el cargador con un buen lanzamiento (quizá nos piden demasiada precisión aquí con respecto al resto de acciones), y luego le pasamos el arma, es imposible que la mente no nos explote. We Are One nos obliga a pensar no sólo en el presente en cada localización, sino también lo que haremos en el futuro en otro punto del escenario interactuando con nosotros mismos.
El brote más rápido se lleva un premio
Romper nuestras acciones de clones creados anteriormente, crear cadenas de suministro entre “compañeros”, aprovechar cintas transportadoras, etc. La complejidad de los últimos niveles es más que evidente, siendo increíblemente satisfactorio cuando al fin nos llega ese momento “Eureka” donde todas las piezas encajan en nuestro cerebro y al fin sabemos cómo resolver el nivel.
Pese a tener que pensar detenidamente en estas últimas fases, nunca me he llegado a sentir totalmente atascado. Simplemente experimentar nos abre la mente. Si aun así necesitamos ayuda, el juego cuenta con una pista para cada fase, que no nos da la solución de manera directa, pero nos puede indicar la dirección a tomar.
Muy bien, hemos destruido todas las máquinas. Ahora nuestra recompensa es ver cómo los clones han trabajado todos junticos, pudiendo apreciar nuestra auto-coordinación… O las meteduras de pata por no coger en el aire una pistola y agacharnos ahí como si fuéramos Velma buscando sus gafas por el suelo. Esto puede sonar a broma, pero es fundamental para la vertiente speedrunning de We Are One. Así es, cuanto más rápido completemos los niveles, más alto acabaremos en las tablas de clasificación mundiales.
Esto le da algo más de rejugabilidad al título, ya que los 57 niveles como tal se pueden completar en unas 3-4 horas. Esta duración es muy subjetiva, como en todos los juegos de puzzles, pero es una duración más que adecuada, sobre todo teniendo en cuenta su genial precio de 19,99 €.
La belleza de la naturaleza
El último punto donde Flat Head Studio lo ha clavado con el título es en el arte. Nunca me cansaré de decir que es más importante una buena dirección artística que solo graficazos, sobre todo al estar en un dispositivo standalone. La estética tipo cómic, resaltando el verde y el rojo sobre escenarios cada vez más oscuros a medida que nos acercamos a las fábricas de donde salen las máquinas, funciona de maravilla. Además, todo resulta muy visible, algo esencial para que los rompecabezas sean complejos por su diseño, y no por no entender qué podemos hacer y qué no en el escenario.
Este buen diseño visual de We Are One se traslada también a la propia interfaz. En vez de movernos por menús, la opción de acabar las acciones del clon actual o de reiniciar el nivel son setas en nuestras manos. ¿Queremos pasar de nivel? Pues tiramos del diente de león, para que el viento nos lleve volando. Todo con una nula posibilidad de marearse, al estar siempre en lugares estáticos, siendo el único movimiento existente el físico que realicemos para esquivar las sierras, coger los objetos lejanos, etc.
La música del juego no llega a destacar en exceso, pero acompaña muy bien para que no estemos en silencio total. Son las típicas melodías que no ocupan todo nuestro cerebro, porque lo necesitamos precisamente pensar cómo resolver la situación que tenemos entre plantas. Si el juego puede soltar tropecientos chistes malos sobre la naturaleza, había que hacer uno en este análisis, son las reglas.
Conclusión
Tenía altas expectativas con We Are One, pero no sabía hasta dónde podían llegar las posibilidades de este híbrido de SuperHot, Transpose y The Last Clockwinder. Así que me alegra ver que en Flat Head Studio han aprovechado al máximo el concepto inicial de clones en bucles temporales para ofrecernos uno de los mejores juegos a nivel de diseño que nos podemos encontrar a día de hoy.
Cada fase es una sorpresa constante, manteniendo un gran ritmo en cuanto a introducir nuevas mecánicas, explotarlas e ir sumándolas a las anteriores. El resultado son rompecabezas sencillamente brillantes, y que sólo son capaces en Realidad Virtual.
Literalmente, no hay nada como We Are One. Una auténtica chaladura que no sólo nos recuerda el poder de la Madre Naturaleza, sino las infinitas posibilidades para plantear rompecabezas únicos en VR. Ahora si me disculpáis, me voy a echar la bronca, que todavía hay que perfeccionar el trabajo en equipo de mis clones para seguir subiendo puestos en las clasificaciones mundiales.
Ficha técnica:
Lo ves mejor que el transpose? Que para mi es uno de los mejores sino el mejor juego de puzzles de VR.. y poco conocido por desgracia..
Feliz navidad!
Los veo bastante parejos en cuanto a calidad. Transpose tenía lo del cambio de gravedad, mientras que aquí tienes una mayor variedad de usos de los bucles temporales y los clones conectados
Quizá este We Are One es más directo, porque pese a su complejidad, no te llegas a atascar, pero ya es algo muy personal. Esto es como elegir entre papá y mamá, que no se puede jajajajaja
Resumen: ambos JUEGAZOS y sí, Transpose se merece muuuuuuuucho más reconocimiento